‘El tesoro del Cisne Negro’ ficciona la odisea jurídico-burocrática que supuso la recuperación para España de uno de los mayores hallazgos arqueológicos submarinos de la historia reciente 

el tesoro del cisne negro

¿Paco Roca sería capaz de dibujar una novela gráfica sobre una anodina fábrica de grapadoras, por poner un caso? No solo Paco Roca sería capaz de hacer una novela gráfica sobre una fábrica de grapadoras, sino que el resultado a buen seguro sería interesante y atraparía en su lectura. ‘El tesoro del Cisne Negro‘ (Astiberri, 2018) aborda un tema no precisamente aburrido, pero sí lejos de la épica o la aventura en sentido clásico. Con guion de Guillermo Corral, la historia de cómo España recuperó uno de sus grandes tesoros arqueológicos es, en manos del autor de ‘Los surcos del azar’, una narración trepidante.

‘El tesoro del Cisne Negro’ ficciona un conocido episodio de la historia reciente de España, la recuperación, tras un litigio que se prolongó entre 2007 y 2012, del medio millón de monedas de oro y plata de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida en 1804 en aguas del Atlántico por barcos ingleses. Los restos del pecio habían sido descubiertos y saqueados por una empresa norteamericana, especializada en lo que ellos gustaban de llamar la caza de tesoros submarinos. Una práctica que, para los profesionales de la historia, tiene denominaciones menos románticas. Y es que, más allá de lo económico, la importancia real de un yacimiento reside en su valor como patrimonio cultural y como fuente para el estudio de la historia.

Guillermo Corral, diplomático de carrera, fue testigo directo de esta peripecia archivística, jurídica y diplomática. Un trasunto suyo protagoniza una trama en la que, aún con nombres cambiados, es fácil identificar a personalidades como el ministro de Cultura de la época, César Antonio Molina, a cuyo empeño se debe buena parte de la hazaña. Por ahí asoma también José Luis Rodríguez Zapatero, si bien el peso de la acción lo llevan funcionarios tan valiosos como anónimos.

Las bambalinas del ejercicio del poder, entendido como servicio al Estado, son una materia de lo más entretenida, que, sin embargo, raramente capta el interés del público mayoritario, si no es a base de intrigas, disputas y asuntos personales, con una orientación más de culebrón que de trabajo diario, como ocurre con la serie danesa ‘Borgen’. Aquí, el tándem Corral-Roca añade algún color amoroso a la gris burocracia, pero se centra en lo difícil: convertir horas de investigación y papeleo en asunto apasionante, con una narración en la que, sin (casi) agentes secretos ni misiones imposibles, se respira el aliento de la aventura.

‘El tesoro del Cisne Negro’ es un excelente y entretenido cómic, aunque quizás no alcance las cotas de otras obras de Paco Roca, como ‘Los surcos del azar’ o ‘La casa’, en esa especialidad suya que es remover algo dentro del lector. Eso no quiere decir que no tenga un potente mensaje detrás: los grandes hitos también, o sobre todo, se consiguen con el trabajo callado de muchas personas, desde una perdida hormiguita archivera en el sótano más profundo de un ministerio hasta el erudito que lleva años recopilando información que parece insustancial… hasta que vale todo un tesoro.